lunes, 15 de diciembre de 2008

¿Perdonamos de verdad?

El perdón es una de las capacidades más difícil de tener. Muchas veces hablamos del perdón cotidianamente, pero no logramos dilucidar las verdaderas dimensiones de esto. Muchas veces perdonamos sin hacerlo realmente. Muchas veces confundimos el concepto de perdón. Muchas veces perdonamos superficialmente.

Les voy a decir que "perdón" es un concepto muy alejado de otro llamado "olvidar". En reiteradas ocasiones creemos o entendemos que perdonar es olvidar el error del otro, pero yo les voy a decir que no es así.

Hace aproximadamente dos años, tuve la oportunidad de asistir a un congreso católico, y uno de los sacerdotes que le tocó trabajar con mi grupo, mencionó el perdón, diciendo: "perdonar no es olvidar la falta, es asumir el dolor que nos pudo haber causado esa falta, sufrirlo, y aún así perdonar".
Eso fue algo que personalmente me llegó bastante, y desde ahí comencé a aplicar esa frase, a hacerla mía, y a darme cuenta de las veces que he perdonado de verdad, y en las que he confundido conceptos. Afortunadamente las veces más importantes he perdonado sinceramente, de verdad.

Veamos también lo que Carlos Cuauhtémoc plantea sobre el perdón en su libro "La Última Oportunidad":
"Sólo alcanzan la plenitud de la vida quienes asimilan y practican el perdón. La única manera de extraer de nuestro cuerpo el veneno que nos inyectan otros es perdonando. Así como lo oyen. De nada sirven parapetos. La gente los va a herir a menos que se vuelvan ermitaños encapuchados. Perdonar es abrir la puerta que los sacará del recinto de la amargura. Corrijan el concepto en su cabeza, por favor. Al perdonar a la persona que me dañó, no le estoy haciendo un favor a ella, me lo estoy haciendo a mí mismo: cuando perdono sinceramente a mi agresor la paz me inunda, aunque mi agresor no se entere; de la misma forma, cuando lo odio, me invade la pesadumbre, aunque igualmente mi ofensor esté totalmente ajeno a lo que siento por él.
(...)
Es terapéutico aprender a perdonar. (...) Deténganse en esto: a perdonar se aprende; no es algo instintivo ni basta con decir "ya, lo olvidé". A mí, en lo personal, me ha costado trabajo ejercitarlo. Les confieso que durante mucho tiempo estuve buscando la fórmula, leí cientos de libros y consulté a decenas de consejeros y guías espirituales. Ninguno de ellos me ayudó. Sabía que el perdón era la respuesta, pero no hallaba la manera práctica de llegar a él. Finalmente deduje una técnica de tres pasos. A mí me funcionó y desde entonces siempre la comparto con mis amigos. Por favor, pongan mucha atención. ¡Es importante! Para perdonar a alguien se requiere: Número uno, ENFRENTAR ABIERTAMENTE EL DOLOR por lo que nos hicieron. Número dos, EVALUAR LO QUE NOS CUESTA AQUELLO QUE PERDIMOS, y Número tres, REGALAR MENTALMENTE LO QUE PERDIMOS. Para dar el primer paso dejemos de racionalizar diciendo "no ocurrió nada, a fin de cuentas no me afecta en lo absoluto la conducta del otro, algún día me las pagará, pero definitivamente yo estoy bien". Esa actitud es absurda. ENFRENTAR ABIERTAMENTE EL DOLOR es reconocer que estamos terriblemente heridos, que el proceder de aquél sí nos afectó, nos hizo daño, nos duele definitivamente... El segundo paso, EVALUAR EXACTAMENTE LA PÉRDIDA, significa calibrar lo que nos quitó, hacer un recuento real de lo que perdimos y reconocer el valor que eso tenía para nosotros.
(...)
El tercer paso es el más difícil. Es el salto de la muerte, el punto culminante y definitivo. Sin el tercer paso los otros dos no sirven más que para reconocernos abiertamente como mártires. Con él, en cambio, la fórmula hace estallar el mal y nuestra vida se llena otra vez de energía positiva. Hemos reconocido el dolor y evaluado lo que perdimos. Ahora debemos REGALARLE A NUESTRO AGRESOR AQUELLO QUE NOS QUITÓ, pensar que decidimos obsequiárselo. No se lo merece, definitivamente, pero como de cualquier modo ya no lo tenemos, vamos a volvernos mentalmente su amigo, tratar de ponernos en sus zapatos, y comprender sus razones, justificar sus impulsos y decirle con nuestro pensamiento: "Eso que me quitaste (ya sé perfectamente qué es y cuánto me duele haberlo perdido), quiero pensar que te lo regalo..." Este último paso es el verdadero perdón, es el giro definitivo, el último dígito de la combinación. Sin él no hay nada; con él, todo."

Para mi tranquilidad, ambos conceptos del perdón son similares, y es todo un proceso, no basta con perdonar. Cabe mencionar también que Cuauhtémoc menciona en las mismas páginas que el perdón es un regalo, que se da a quien muchas veces no lo merece. Un regalo inmerecido que se da antes de que el agresor pague por su error, pues desde el momento en que "paga", ya no es necesario el perdón, pues de alguna u otra forma, ya fue reparado. "El perdón es un obsequio que se da cuando la persona acaba de cometer el error y que definitivamente es imposible de dar después de que lo reparó."

Perdonar definitivamente no es fácil, es todo un proceso, que se debe vivir pasando por las etapas correctas (pueden ser estas u otras) las veces que sea necesario, analizando todo el hecho, enfrentando la pérdida, evaluando el daño causado, y obsequiando el mismo.

Aquí les doy una pequeña guía de como perdonar. Cada uno puede hacerlo de la forma que estime conveniente, sin embargo, haga como haga este proceso, no será muy distinto al que acabo de describir. Les recomiendo que de verdad lo intenten, es algo absolutamente necesario y totalmente bueno para nuestra salud.
Afortunadamente, los grandes errores los he sabido perdonar siguiendo una guía como ésta (antes incluso de conocerla), errores que de algún modo, en algún ámbito de mi vida pudieren repercutirme, pero al saber perdonar (y a tiempo), lo impidió (al menos no me afectó después con toda la intensidad con la que hubiera podido de no haber pasado este proceso).

Los invito a reflexionar, a analizar todos los errores, pues siempre he dicho que de los errores se aprende más que de los aciertos... no olviden, eso no es perdonar. Acepten el error, súfranlo, perdonen y aprendan. Eso es el mejor regalo que se pueden hacer a ustedes mismos. Es difícil en un comienzo, es cierto, incluso doloroso (dependiendo del error), pero al menos hagan el intento.

¿Haz perdonado correctamente alguna vez?

Slds

2 comentarios:

Euclithoven dijo...

Dicen que perdonar es divino... cuesta mucho a veces, las heridas son grandes y no cicatrizan... pero también todos merecemos otra oportunidad, hay que responder a esa oportunidad eso si...

Persinalmente, he perdonado, pero no supieron aprovechar la nueva chance, por lo que mejor cortar...

Te quiero preciosa, voy a hacerte caso y volver a escribir

Besitos

Diego Ibieta Reyes dijo...

CREO K DE HABLANDO DE TEMAS COMO ESTOS ME CONVERTI EN UN MAGNIFICO ESCRITOR, VEO K VAS POR BUEN CAMINO!
ESPERO HABLAR HARTU MAS! YA SABES LO K OPINO DE ESTO...
MUY CORRECTAMENTE CUAUCTHEMOC NOS ENSEÑA VALORES K A VECES CARECEMOS, O KIZAS LOS TENEMOS, PERO NO LOS SABEMOS EMPLEAR! TE RECOMIENDO
BRIAN WEISS