lunes, 29 de diciembre de 2008

Caminar


Caminar... Solemos caminar por la simple necesidad de transladarnos, de llegar a alguna parte a una hora determinada, caminamos sin más motivaciones, casi por inercia...

El Lunes hice algo distinto... salí a caminar porque si y porque no... salí a caminar para reflexionar, para pensar, caminar sintiendo cada paso, como si todo lo que tengo en que pensar se redujera y se limitara a ese caminar...

Caminé lento por las calles que rodean mi casa, con audífonos puestos, mas me pude percatar que aquella música, a pesar de estar fuerte y no escuchar nada más, no era más que música de acompañamiento, música de fondo, pues algo más era lo que allí se presentaba...

En la primera calle, pude ver a un pequeño niño, de no más de 3 años jugando ya al atardecer cuidado por su mamá. Recordé que dentro de nosotros existe un niño, muchas veces dormido, que desea jugar, salir a correr, y como aquél niño, disfrutar de las cosas simples de la vida que muchas veces pasamos por alto... Este niño se quedo mirándome, y no pude evitar saludarlo con una sonrisa, se me acercó, me agaché... y luego de conversar un rato con su madre, me abrazó, y seguí mi camino... Inocencia.

Continué mi camino sin rumbo y sin apuros, y doblé a la derecha en la primera calle que vi, y comencé a distraerme en las casas que me rodeaban. Imponentes estructuras, con hermosos jardines, donde se nota el interés de sus propietarios... en aquél paisaje comencé a pensar en los retos que se me vienen por delante... metas por cumplir... caídas que superar... dolores que curar... lo inevitable se acerca, y comencé a tomar valor para enfrentar lo que ya es inminente... Fortaleza.

Pasé junto a unas flores... y no pude evitar parar a admirarla... Era tan bella, tan única, tan frágil... La arranqué y con ella entre mis dedos continué mi camino... pensando en lo frágil que puede ser algo que se sostiene de algo tan sólido y tan poco vulnerable como lo era el arbusto donde estaba... Aquella flor (de un color amarillo claro) me recordó que el mundo es amor... incluso nosotros mismos somos amor... dentro de cada uno existe una pequeña flor, vulnerable a muchas cosas... y recordé una reflexión algo añeja: "nuestro corazón es algo parecido a una rosa... se rodea y se protege por espinas y escudos... difícil de dañar por los ajenos a nosotros, pero fácilmente destruibles por los más cercanos, por quienes hacemos pasar más y más cerca de nuestro corazón, quienes pasan las espinas y escudos que lo cubren y protegen, mientras más cerca estén de él, y más escudos pasen, les será más fácil dañarnos, pero la confianza que se les deposita es enorme, no cualquiera llega a estar ahí..." Muy característico mío es pensar en ello... Mas de pronto me encontré en una vereda donde las casas no eran más que imponentes estructuras grises, sin jardines ni nada... y lancé esa flor al estacionamiento de una de ellas, contrastando fuertemente con el gris que la rodeaba... una forma de recordarle a los demás que hay más de lo que ven... Amor.

De pronto, una calle más conocida. Con un destino más determinado, pero una ruta desconocida, continué mi camino... Y ahí estaba. Pude ver tras doblar una esquina el verde pasto de una plaza ya conocida para mí... aquella plaza más desconocida, donde en tiempos pasados, los que optamos por religión íbamos a compartir algo que estaba lejos de ser una clase de religión... ¿Porqué el dicho "todo tiempo pasado fue mejor" es muchas veces cierto? Amigos... muchos están conmigo hoy, otros ya no comparten. Recordar a los que en algún momento estuvieron conmigo sentados en aquel pasto, en el cuál ahora me siento y recuerdo a los que lo conocen... Y a los que no. Pocos incondicionales. Muchos se hacen llamar amigos... aquellos que siempre están conmigo, también lo estaban en ese minutos, en un lugar que no conocen, en un momento donde hacen otras cosas... Que buenos fueron muchos momentos y no los supe aprovechar... Sin embargo se guardan en la memoria como quién guarda un tesoro... Recuerdos y Amistad.

Me levanté de ese lugar, y continué caminando... Pasé por algunas calles más, continué pensando, y de pronto levanté la mirada y admiré un atardecer (ya terminando) entre árboles y edificios, que a pesar de lo muy urbano que tenía, era muy lindo... Son pequeñas cosas de las que pocos se detienen a mirar y contemplar... Lo lindo de la naturaleza... Y tantos conceptos antes recordados, Inocencia, Fortaleza, Amor, Recuerdos y Amistad, están llenos de una hermosura de las que pocos pueden gozar... algo único, que no es de cualquiera... No todos pueden admirar y disfrutar... La naturaleza, el ser humano, lo bueno de las cosas que nos rodean... Belleza.

Sin embargo se me hacía tarde, y emprendí el camino de regreso, feliz con lo que esa pequeña caminata me había otorgado, lo que me recordó, eso y más pensamientos...
Mas, en mi retorno me encontré con muchas personas, desconocidas, a todas las cuales las saludé con una sonrisa... Qué mejor regalo que ese... una sonrisa. Son pocas las personas que te devuelven esa pequeñas cosas que haces, pocos quienes devuelven las sonrisas... pocos quienes agradecen las pequeñas ayudas, como dar el asiento, o ayudar a una señora a bajar de un taxi (y menos los que lo hacemos), pero es gratificante ver que aún hay personas que lo hacen, que valoran esas cosas, cosas que por más pequeñas, nos pueden perpetuar más la sonrisa... Alegría y Educación.

Volví a mi casa, con mucho ganado, con todo lo que pude rescatar... volví a la rutina, mas ya sabía que cuando lo necesitara, las calles estarán listas para permitirme pensar y analizar los hechos, aclarar dudas, pensar... reflexionar, y estar sola, lejos de las cosas agobiantes de la rutina, aquella que muchas veces nos mata.

Espero que, si alguna vez sienten que las presiones, los problemas, o la rutina los agobian, se den sus 20 minutos, y puedan salir, caminar, reflexionar, valorar lo que tienen, agradecerlo y cuidarlo... estar solos, lejos de todo. Háganlo.

Saludos,

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