Hogar

Caminaba bajo la lluvia, mirando como el llanto del cielo inundaba todo a mi alrededor. Mojé mis pies, hasta la rodilla, al pasar por las pozas que se cruzaban en mi camino.

El frío inundo en un instante mi cuerpo, llegando incluso a sentirme indefensa bajo las negras nubes que lo cubrían todo. Sin siquiera pensarlo, saqué mi chaqueta y la puse sobre mi cabeza, evitando así mojarme más la cabeza, ya empapada.

Corrí a un árbol a cubrirme, pero sus hojas y sus débiles ramas no soportaron la tempestad que se cernía sobre mí.

Corrí a cubrirme bajo el techo de una tienda abandonada, pero tenía goteras, y el golpe del agua sobre la lata era insoportable.

Estaba sola. Como nunca había estado.

Apuré el paso, no quería más lluvia, no más, mucho frío, sin refugio.... y de pronto, lo ví.
Ahí estaba, con sus luces prendidas y su chimenea humeando, esperándome. Ya no necesitaba refugios falsos.

Olvidé las razones que me hicieron salir de allí. Discusiones y peleas no tenían ningún valor ahora.

Como sea, aún fría en sus momentos, oscura en sus lamentos... nuestro hogar es lo único que siempre estará ahí... por más derrumbado que esté a nuestra vista, sus cimientos sólidos nos otorgarán el refugio que necesitamos.




Texto que va más allá de las letras visibles.